Muy pocos productos requieren permisos o normas oficiales mexicanas en el punto de exportación (aunque hay excepciones como el tequila, el aguacate), o pagar impuesto distinto al simple derecho de tramite aduanero.
Recordemos que depende de sus mercancías a exportar en donde este tramite se puede tornar en algo nada fácil.
Además, siempre quedan los riesgos de cobranza internacional y transportes, así como el cumplimiento de estrictas normas de calidad o seguridad establecidas por gobiernos extranjeros. Por último, siempre es posible recibir demandas legales de consumidores extranjeros dañados por los productos que exportamos.
Para quienes empiezan a exportar, es conveniente que aseguren su capacidad de abasto del producto (producido o comprado), minimicen los costos y tiempos del medio de transporte y comprendan cabalmente las necesidades de su cliente, incluso las legales y crediticias.
Un buen comienzo es acudir a Bancomext para informarse de quiénes requieren el producto en el exterior, y conocer las oportunidades de información, financiamiento y seguros.
Por supuesto, conseguir la mayor información posible antes de efectuar la compraventa internacional sobre las capacidades de pago del cliente y los costos y requisitos de la exportación y sobre todo, de la importación al territorio del otro país puede evitarnos sorpresas desagradables.
Cuando hablamos de exportar significa competir con el mercado mundial, y eso implica que nuestro producto, servicio y precio deben ser capaces de superar a los de los demás exportadores de cualquier parte del mundo.
El Rincón del Vago
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