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No se trata de asumir el costo político de la reforma fiscal. Eso hay que darlo por hecho; ciertamente a nadie le gusta que le suban impuestos.
El problema es que la necesidad de aumentar la recaudación es real y justificable, pero las medidas anunciadas pueden causar más mal que bien en el desempeño económico del país.
Dejemos de lado el IVA a colegiaturas y a las hipotecas, tema que se defiende por sí solo y será una de las primeras propuestas que caerá en elCongreso. Mucho más preocupante por su efecto en la generación de la riqueza, empleo e inversiones en todo el país, es la desaparición de las exenciones a importaciones temporales IMMEX, el depósito fiscal automotriz, recinto fiscalizado y recinto fiscalizado estratégico.
Es cierto que para las maquiladoras y fabricantes de autos del país esto no significa un cobro adicional de impuestos, toda vez que el IVA que paguen al momento de entrar sus insumos podrá ser restado al momento de exportar sus productos. Sin embargo, sí implica un costo financiero y administrativo extra para cada uno de ellos, ya que deberán solicitar a Hacienda una devolución de IVA cada vez que exporten, que es todo el tiempo.
El propósito de la exención era precisamente no hacerle al tío Lolo, cobrando un IVA que no podría mantenerse en las arcas del país. Pero, al parecer hoy Hacienda le piensa sacar algo de valor a los meses que ese IVA permanecerá en su poder.
La pregunta es si quienes planificaron esta reforma hacendaria estimaron adecuadamente las estructuras de costos de la industria automotriz y la maquiladora, y sobre todo su comparación contra las de otros países con los que competimos abiertamente, como China y Brasil. Si las van a condenar a pedir devoluciones de IVA por siempre, ¿estimaron el costo de detener seis u ocho meses su ciclo de efectivo? ¿Les restará este costo competitividad a tal grado que reconsideren su estancia en México o nuevas inversiones?
El caso de las maquiladoras es aún más delicado. Acostumbradas por años a pagar 17.5% de Impuesto Sobre la Renta (ISR), ahora deberán pagar una tasa completa de 30% por lo menos. La pregunta es si aguantan esta repentina alza y por qué no se consideró una transición.
Hay casos de difícil justificación como las maquiladoras de “albergue”, aquellas que llevan años sin pagar ISR porque esta modalidad les permitía probar las aguas en México sin establecerse completamente. Al parecer hay algunas que están próximas a cumplir 10 años “probando”; el problema es que ofrecen miles de empleos.
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En total la industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX) totalizaba más de 6,000 empresas en junio pasado, según datos del INEGI y daba empleo a más de 2.3 millones de personas, con sueldos promedio de 11,700 pesos. En un anualizado julio 2012 – junio 2013, acumuló ingresos por 3.1 billones de pesos. De ese tamaño es lo que hay que considerar al momento de ponerle un IVA a buena parte de sus insumos.
Hagamos un ejercicio. Según el propio INEGI, la IMMEX adquirió insumos por 2.8 billones de pesos en el mismo periodo. Eso da un margen de 9.6%. Algunos de estos insumos ya llevarán IVA, pero gran parte no. Si le sumamos, caprichosamente, 16%, quedaría un déficit. Este cálculo es completamente inválido para un análisis real, pero la pregunta es ¿qué midieron los autores de la Ley de Ingresos cuando consideraron factible eliminar esta exención? Difícilmente existirían empresas dispuestas a contabilizar pérdidas hasta el momento en que se les reembolsara el IVA. Eso sí no existe.
En cuanto a la industria automotriz en particular, las asociaciones del ramo (AMIA; AMDA, ANAPACT eINA) ya se pronunciaron conjuntamente, argumentando que se ponían en riesgo las operaciones fundamentales de la industria. No tenemos declaraciones dramáticas de “nos vamos”, pero nuevamente la pregunta: ¿calcularon en la Secretaría de Hacienda los efectos en la competitividad de la industria? ¿Cuáles son los beneficios reales, a cambio, de “jinetear” un IVA que tendrá que ser devuelto tarde o temprano?
La industria automotriz es el principal producto de exportación del país, equivale a más de 25% de las ventas en el exterior, casi duplica a la venta de petróleo y derivados. Ésta si ha sido una gallina de los huevos de oro. El cálculo para evitar degollarla debe ser muy preciso.
PD. El dato completo de producción automotriz a septiembre es que, si bien las ventas internas cayeron 4.5%, éstas mantienen un incremento de 7.6% enero-septiembre. En el msmo periodo las exportaciones suben 1.8% y la producción 3.3%.
JORGE A. MONJARÁS
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